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Manias
El bus era el peor lugar. la gente, el calor, la musica de siempre, la insoportable cacofonia del motor, el olor a gasolina y el olor espeso y pegajoso de los pasajeros que se pegan a uno, que lo empujan, que lo puntean. el eterno miedo de estar siendo robado, el cuidado de que no lo pesquen a uno viendo un escote o acercando mucho la ingle a una mujer, la siempre presente posibilidad de que a uno le hablen y se vea obligado a mantener una obtusa conversacion sobre el clima y la economia con una adorable, aunque molesta, viejita en los asientos rojos.
-¿que clima mas raro no joven, ya deberia estar lloviendo, pero hay sol?
-ssssi, señora, claro.
-joven usted sabe, en mis tiempos el invierno llegaba en su momento y con llovizna y viento, ahhh, esos eran inviernos, todo a su tiempo, todo marcado, entonces la gente no tenia que estar como loca cambiandose la ropa todo el tiempo... que abrigado, que desabrigado, que la chalina, que las medias, que los guantes, antes esas cosas solo te las sacabas al llegar a casa o al trabajo, ahora en la calle ve chiquillos sacandose todo, pero no es su culpa, es el calor que no se quiere ir, pero tampoco se quiere quedar... yo digo, en ese caso mejor quedarse en casa hasta que pase la locura, por que como dice (...)
quiere huir de aquel lugar, ponerse los audifonos, subir el volumen hasta el tope y romperse los timpanos hasta llegar a su destino, pero no hay audifonos, hoy no, los audifonos brillan sobre la mesita de noche, al lado de la cama en su cuarto, brillan en su memoria en este preciso instante, luego de haberlos buscado instintivamente en el bolsillo superior de su pequeña mochila, tampoco hay libros, no hay juegos en su celular viejo.
Se levanta, pide permiso y se enfrenta nuevamente a la marea de gente que lo rodea, lo toca y le respira en la cara, una chica gira bruscamente y su pantalon lustra su bragueta, voltea y lo mira con asco, esta excitado, sudoroso, ruborizado, se lleva la mano a la cara, suda, busca un pañuelo en su bolsillo, no lo encuentra, tampoco su celular.
el bus se detiene, el baja a tropezones por entre la gente y ve correr a quien le quito el celular, es tarde, ya voltea una esquina. su paradero esta lejos aun, demasiado como para ir a pie, pero lo intenta, no hay prisa, ve su reloj, si la hay, pero es demasiado tarde para pensar en eso, hace calor, mucho calor, y hay humedad, como si toda la ciudad se encontrara dentro de una gigantesca olla de presion a punto de silbar.
camina por la vereda hasta que esta se desdibuja y la calle se convierte en un arenal, no sabe por donde seguir, tiene sueño, no se quiere sentar en el suelo, todo es gris, la gente, las casas, el suelo, todo tiene el color de la tierra que vuela, que hace remolinos, que hiere los ojos.
finalmente llega, despues de la tierra, del cemento, del calor, de la gente, del humo y el ruido llega, el ultimo sonido desagradable se va con el viento detras de el, cruza el umbral y camina despacio para saborear cada instante en su paraiso, cierra los ojos, aspira fuerte, y toca el timbre.
y la puerta se abre.
Apparat "Sayulita"
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